Femenino singular

No es mala la idea de que todo se vuelva del revés. Ahí siempre hay una esperanza, necesitamos algo que haga deslizar la idea de que la trama de mujeres hablando de sí mismas es más interesante de lo que parece, no sé, por ejemplo personajes femeninos muertos de Shakespeare, que se encuentran en tierra de nadie, en el limbo del autor, en su imaginación, en una cena con trampa. Mientras, los personajes rivalizan entre sí, como si el siglo XVII fuese hoy, y nos cuentan sus partos, y sus relaciones y sus separaciones, y sus terapias de pareja, y su felicidad, y sus infidelidades, y sus sueños, y sus sueños rotos. “Conjuremos, que el tiempo se pare”. Brindemos con Gertrudis, Desdémona, Julieta y Lady Macbeht, porque ahora están aquí.