Zero

Dos individuos, un hombre y una mujer en escena se observan mutuamente y son observados. Una situación íntima donde se comportan como si estuvieran solos y nadie les observara. Para ello trabajamos el cuerpo del bailarín llevándolo a todas las posiciones extremas, exageradas, dulces, angulosas y suaves que definen al individuo. Jugamos además con la velocidad de las cosas y el tiempo que tardan en realizar los movimientos, en cambiar de postura, en llegar a los diferentes estados físicos por los que pasan. Nos preguntamos que ocurre cuando nos acercamos para mirar mejor, para descubrir los detalles. Para dar importancia al mínimo movimiento ó gesto.